Entrevista con Sebastián Reátegui



Por Antonio Capurro

Joven y talentoso, el nombre de Sebastián Reátegui empieza a cobrar fuerza en el teatro y la actuación. Él y yo hemos pactado la entrevista en un café miraflorino, es día de semana y nos sentamos a conversar sobre una de las cosas que mas ama: el arte. Y pensar que cuando era adolescente pensó en ser traductor, trabajar en la ONU y ganar mucho dinero. Hasta que una profesora le dijo "no puedes ser intérprete aunque te gusten los idiomas, tienes que hacer algo creativo porque sino te aburrirás". Y felizmente que le hizo caso convirtiéndose en un actor profesional.
 

Terminado el colegio alemán en el que estudió, le contó a su mamá que había decidido irse a los Estados Unidos para ser actor, siempre con el respaldo de su familia. Con todas sus ganas y muchas ilusiones por un nuevo aprendizaje, Sebastián empezó a trabajar en teatro haciendo muchos talleres hasta que ingresó a la Escuela de Danza y Teatro de Maryland para seguir la carrera. Se adaptó totalmente, aunque no se hallaba por completo en la cultura americana, donde todo es tan diferente. "Mi mamá y mi hermana estuvieron conmigo durante un tiempo, pero luego sin ellas fue duro, sobre todo cuando estás deprimido y tienes que levantarte solo, cuando no tienes a nadie de tu familia alrededor, ser responsable de ti mismo, eso fue lo más difícil" - eso lo hizo madurar más rápido, crecer emocionalmente - "Fue eso lo que en cierta forma me ha ayudado con los personajes conocer mis debilidades, auto sincerándome, todo ello me ha servido para la creación actoral".

Algo que aprendió con la vida fue a vivir el presente, porque todo cambia, y Sebastián no se preocupa por el mañana sino disfrutar al máximo el presente. 
"Yo estaba de vacaciones en el año 2012 y no pensaba quedarme porque tenía trabajo en Estados Unidos, ya había terminado la escuela de teatro, estaba por irme a Europa pero por un tema con mi pasaporte me quedé, surgieron conexiones con el teatro y me quedé".
 

Ser como un camaleón, poder meterte en la piel de otras personas, ser un Dios o un asesino, aunque sea por dos horas o lo que dure la obra, luego de los tres meses de vacaciones Sebastián decidió unirse al taller de Alberto Isola y encontró muchas diferencias entre la forma de trabajar en USA y aquí. 

"Cada uno tiene que conocerse a si mismo sin juzgarse, el auto sinceramiento hace falta mucho y eso no lo enseñan acá".  El debut teatral de Sebastián fue a lo grande, nada menos que dando viva a Joseph Carey Merrick, un hombre que sufrió de una terrible enfermedad que le provocaba malformaciones en su cuerpo, en la obra "El Hombre Elefante", que tuvo muy buena acogida de público el 2013 en el Teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional.

"Pese a que estaba conformado por un elenco con actores experimentados nunca hubo jerarquías y todos nos tratamos por igual, fue una bonita experiencia. Tuve que investigar mucho, leí mucho, vi documentales, la película, todo lo que podía ayudarme con el personaje". Y con las obras llegaron las entrevistas, las reseñas y le empezaron a llamar para más castings. Afirma que lo más bonito para un actor es que la gente el público reconozca tu trabajo. Luego estuvo en "Día Domingo" en el Centro Cultural de la Católica, donde encarnó a un chico nerd, en un cambio totalmente radical. Y pasó a un personaje seductor en "Las señoritas de Aviñón", que estuvo solo por dos funciones en el Festival de la Caja. "Siempre que quiero algo lo obtengo, soy generoso hasta un punto, apasionado, no me gustan las cosas a medias, lo entrego todo cuando quiero y doy lo mejor de mi en mi vida personal y profesional, soy sincero pero no fue así cuando llegué a Estados Unidos, lo aprendí en la escuela, me eduqué en esta sociedad donde la hipocresía es una regla, donde las cosas estén bien o mal no se dicen por el qué dirán, pero finalmente estar bien contigo mismo es lo más importante en la vida, he aprendido a aceptarme y ser como soy".
 

No aspira a ser famoso, es algo que no le rompe la cabeza. "Un actor tiene que ir a la escuela, tienen que prepararse de alguna manera de algún modo, cada uno tiene un proceso diferente, aunque no es lo mismo una escuela de tres o cuatro años que un taller de algunos meses, no existe el método pero debe ser un tiempo largo para que en cada etapa vayas aprendiendo algo nuevo, he tenido todas las experiencias en teatro, cine y televisión". 

Tiene un proyecto para TV, sigue dando clases de alemán en un colegio. Nos bebemos el último sorbo de café, pedimos la cuenta, me sonrié y se apura porque tiene ensayo de la nueva obra en la que participa este joven actor que va por más.

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