Martes 13: ¡mamita mía!
Bien reza el dicho: “En Martes 13 ni te cases ni te embarques ni te de tu casa te apartes!
No se trata de una película gore
tipo “La noche de los muertos vivientes parte Tres”, tampoco de Halloween, ni
del día de los Muertos. Para unos, aparentemente es un día como cualquier otro
en el que se debe seguir con la rutina diaria; pero hay algunos, y no son
pocos, que lo tienen marcado en el calendario como un día negro, un día de mal
agüero, un día en el que cualquier cosa trágica puede ocurrir. El año 2001 en
sus 365 días del año registra tres martes 13 (estos fueron en los meses de
Febrero y Marzo) y dos domingos 7 (otra de las fechas estigmatizadas por la
superstición). Precisamente hoy, 13 de Noviembre, es el último del anuario y
nadie sabe, salvo que seas un médium, lo que se vivirá en el trascurso de las
veinticuatro horas siguientes. A tocar
madera, quién sabe...
La historia de cómo este día llegó a
ser considerado tan fatal está rodeada precisamente de una aura vestida de
negro. Su origen es cristiano y llega del Viejo Continente donde no es martes
sino Viernes 13, ya que precisamente Jesús murió en viernes. Esta superstición
se alimentó aún más debido a la imprudencia de un capitán llamado Friday (para
variar, Viernes en inglés), quien se negó a colocar la moneda de oro debajo del
mástil del barco y atar la tradicional cinta roja al primer clavo empleado en
su construcción. Y no sólo eso, se cuenta también que inició la construcción de
su nave aquel día funesto; y, rematándola, se hizo a la mar el fatídico viernes.
¿Imaginan lo que pasó? Sí, están en lo correcto, el temerario capitán y su
tripulación se hundieron más fondo que el Titanic.
El martes 13 es también día de
Marte, dios de la guerra, y el número 13 corresponde al arcano de la muerte (el
Tarot señala este dígito nefasto). No se asusten, cualquier semejanza es pura y
absoluta coincidencia. Los peruanos no estamos exentos de creer en esos
detalles irracionales llamados supersticiones y aunque éstas no posean una
explicación científica han perdurado en el colectivo mental durante siglos. Los
estudiosos del tema afirman que en la Ultima Cena había 13 comensales; la
cábala señalaba 13 espíritus del mal; la venida del Anticristo y la Bestia se
recoge en el capítulo 13 del Apocalipsis; hasta Eva tentó a Adán con la manzana
un martes (el segundo día de la creación) y 13; y en la misma fecha se produjo
la confusión de lenguas en la Torre de Babel. Con tan pesimista historial
varios hoteles y calles de países como Francia han eliminado el 13 y los
aviones evitan este número (¿cuál habrá sido el del los que se estrellaron
contra las Twin Towers?). Por si aca, no vaya ser que...¡Oh, my God!
En Martes 13 hay de todo como en botica,
¿acaso eres de los que huyen de los gatos negros? Desde tiempos inmemoriales se
le atribuyen siete vidas a este inocente animal. Allá por el año 3.000 a.C.,
tenía carácter sagrado y estaba prohibido matarlo. Si moría algún gato negro,
la familia entera debía acudir al entierro (¿sabrán esto los que promueven el
gaticidio masivo en Chincha?, no vaya a ser que les caiga una maldición
felina). La idea de que no podemos cruzarnos con ellos proviene de la Edad
Media, en aquel entonces las calles se llenaron de ellos, sobre todo negros,
luego de la peste negra que asoló a las grandes ciudades. Las vagabundas iban
con ellos a todos sitios, y durante la Inquisición se las acusó de brujería
junto con sus mascotas. Allí no queda el asunto, no, si se te ha roto un
espejo, siete años de mala suerte caerán sobre ti; ello se explica porque los
romanos creían que la salud cambia cada siete años, y que su reflejo, o sea el
espejo, traería un ciclo de mala suerte si se rompía. Y la lista continua...no
abrir el paraguas bajo techo, no arrojar el pan, cruzar los dedos, no pasar
bajo una escalera, en fin, una lista interminable donde el extremo está
representado por aquellas personas que no salen de su casa para nada (salvo que
un terremoto los remueva). Como vemos, existen miles de supersticiones que, de
una u otra manera, la gente sigue o respeta por miedo a lo desconocido o
simplemente por una tradición.
La pregunta es, ¿porqué si somos tan
listos, tan racionales y tan evolucionados, seguimos todavía fielmente estos pequeños rituales primitivos?
Según los maestros de lo oculto y lo paranormal; mientras no resolvamos
incógnitas como la muerte, o nuestro miedo a lo desconocido la superstición
estará a la vuelta de la esquina. Y tal parece que necesitamos de algún objeto
que nos proteja frente a lo que tememos; así que no estaría demás, por si las
moscas, buscarte una herradura, una pata de conejo, una sábila, una piedra de
acuerdo a tu signo, un amuleto que te produzca buena vibra y ondas positivas.
Si no crees, normal, pero en caso contrario que tengas mucha suerte.
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