Martes 13: ¡mamita mía!



Por Antonio Capurro


Bien reza el dicho: “En Martes 13 ni te cases ni te embarques ni te de tu casa te apartes!

No se trata de una película gore tipo “La noche de los muertos vivientes parte Tres”, tampoco de Halloween, ni del día de los Muertos. Para unos, aparentemente es un día como cualquier otro en el que se debe seguir con la rutina diaria; pero hay algunos, y no son pocos, que lo tienen marcado en el calendario como un día negro, un día de mal agüero, un día en el que cualquier cosa trágica puede ocurrir. El año 2001 en sus 365 días del año registra tres martes 13 (estos fueron en los meses de Febrero y Marzo) y dos domingos 7 (otra de las fechas estigmatizadas por la superstición). Precisamente hoy, 13 de Noviembre, es el último del anuario y nadie sabe, salvo que seas un médium, lo que se vivirá en el trascurso de las veinticuatro horas siguientes.  A tocar madera, quién sabe...

La historia de cómo este día llegó a ser considerado tan fatal está rodeada precisamente de una aura vestida de negro. Su origen es cristiano y llega del Viejo Continente donde no es martes sino Viernes 13, ya que precisamente Jesús murió en viernes. Esta superstición se alimentó aún más debido a la imprudencia de un capitán llamado Friday (para variar, Viernes en inglés), quien se negó a colocar la moneda de oro debajo del mástil del barco y atar la tradicional cinta roja al primer clavo empleado en su construcción. Y no sólo eso, se cuenta también que inició la construcción de su nave aquel día funesto; y, rematándola, se hizo a la mar el fatídico viernes. ¿Imaginan lo que pasó? Sí, están en lo correcto, el temerario capitán y su tripulación se hundieron más fondo que el Titanic.

El martes 13 es también día de Marte, dios de la guerra, y el número 13 corresponde al arcano de la muerte (el Tarot señala este dígito nefasto). No se asusten, cualquier semejanza es pura y absoluta coincidencia. Los peruanos no estamos exentos de creer en esos detalles irracionales llamados supersticiones y aunque éstas no posean una explicación científica han perdurado en el colectivo mental durante siglos. Los estudiosos del tema afirman que en la Ultima Cena había 13 comensales; la cábala señalaba 13 espíritus del mal; la venida del Anticristo y la Bestia se recoge en el capítulo 13 del Apocalipsis; hasta Eva tentó a Adán con la manzana un martes (el segundo día de la creación) y 13; y en la misma fecha se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel. Con tan pesimista historial varios hoteles y calles de países como Francia han eliminado el 13 y los aviones evitan este número (¿cuál habrá sido el del los que se estrellaron contra las Twin Towers?). Por si aca, no vaya ser que...¡Oh, my God!

En Martes 13 hay de todo como en botica, ¿acaso eres de los que huyen de los gatos negros? Desde tiempos inmemoriales se le atribuyen siete vidas a este inocente animal. Allá por el año 3.000 a.C., tenía carácter sagrado y estaba prohibido matarlo. Si moría algún gato negro, la familia entera debía acudir al entierro (¿sabrán esto los que promueven el gaticidio masivo en Chincha?, no vaya a ser que les caiga una maldición felina). La idea de que no podemos cruzarnos con ellos proviene de la Edad Media, en aquel entonces las calles se llenaron de ellos, sobre todo negros, luego de la peste negra que asoló a las grandes ciudades. Las vagabundas iban con ellos a todos sitios, y durante la Inquisición se las acusó de brujería junto con sus mascotas. Allí no queda el asunto, no, si se te ha roto un espejo, siete años de mala suerte caerán sobre ti; ello se explica porque los romanos creían que la salud cambia cada siete años, y que su reflejo, o sea el espejo, traería un ciclo de mala suerte si se rompía. Y la lista continua...no abrir el paraguas bajo techo, no arrojar el pan, cruzar los dedos, no pasar bajo una escalera, en fin, una lista interminable donde el extremo está representado por aquellas personas que no salen de su casa para nada (salvo que un terremoto los remueva). Como vemos, existen miles de supersticiones que, de una u otra manera, la gente sigue o respeta por miedo a lo desconocido o simplemente por una tradición.

La pregunta es, ¿porqué si somos tan listos, tan racionales y tan evolucionados, seguimos todavía  fielmente estos pequeños rituales primitivos? Según los maestros de lo oculto y lo paranormal; mientras no resolvamos incógnitas como la muerte, o nuestro miedo a lo desconocido la superstición estará a la vuelta de la esquina. Y tal parece que necesitamos de algún objeto que nos proteja frente a lo que tememos; así que no estaría demás, por si las moscas, buscarte una herradura, una pata de conejo, una sábila, una piedra de acuerdo a tu signo, un amuleto que te produzca buena vibra y ondas positivas. Si no crees, normal, pero en caso contrario que tengas mucha suerte.

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