EN PRIMERA BUTACA: Kramer vs. Kramer o el divorcio a la americana de Robert Benton

Por Antonio Capurro

Fue “Kramer vs. Kramer”, basado en el libro de Avery Corman del mismo nombre, el filme que le brindó a Robert Benton el máximo logró en su carrera de cineasta, pues la noche de los Oscar 1980 recogió los premios al Mejor Director, Mejor Película, Mejor Guión Adaptado (Robert Benton) Mejor Actor para Dustin Hoffman y Mejor Actriz Secundaria para la entonces actriz en ascenso Meryl Streep. En el filme; Benton incursionaba en un género clásico: el melodrama, el mismo cuyos más grandes exponentes se desarrollaron durante la década de los años treinta y cuarenta con los clásicos de Leo Mc Carey. En el año 1997, Benton, quien también es un habitual guionista, volvió a estar nominado por “Nobody’s Fool”, pueblerino enredo de situaciones familiares con un reparto encabezado por Paul Newman, Jessica Tandy, Bruce Willis y Melanie Griffith que no fue un éxito de taquilla, pero obtuvo elogios de la crítica norteamericana.

Volvamos a “Kramer vs. Kramer”, película situada dentro de los ámbitos del melodrama doméstico que se desarrolla a partir de la nada fácil convivencia entre un publicista en alza interpretado por Hoffman quien en busca del éxito descuida su matrimonio y una Streep que decide abandonar su familia de forma inesperada alegando su hartazgo a la rutina casera dejando al hijo de ambos (Justin Henry) con Hoffman. Será a partir del divorcio y cuando Streep reclame la custodia del niño que se avivará el conflicto entre los Kramer. Lo que el filme nos platea es la historia de una mujer abanderando su liberación y un hombre intentando jugar al rol de padre afectivo. Hasta allí parecía que Benton nos mostraría una intenso cuadro de complicaciones culturales; sin embargo, lo que podría haber producido situaciones sombrías y apasionadas en manos de Bergman o Renoir, en manos de Benton se torna demasiado esquemático y racional. Todo está demasiado a la medida, un universo desprovisto de contrastes y aspavientos que nutran a la historia.

“Kramer vs. Kramer” no busca romper arquetipos ni esquemas, cada parte del universo fílmico va hacia un punto exacto, a parámetros lógicos ya establecidos. Pero quizá sea ese su mayor logro; y en ello radique las virtudes de complaciente seguridad en medio de una disputa filial que se torna a ratos demasiado complaciente y avisada. De Meryl Streep Benton extrae una muy sutil naturalidad, seria o graciosa cuando necesita serlo, dejando constancia de su talento interpretativo. Todo lo contrario a Hoffman, quien pese a no desentonar, nos entrega una actuación esquemática.

El resto del elenco, entre ellos Jane Alexander y el niño Justin Henry construyen personajes que, de una u otra manera, hacen más dinámica la historia. La puesta en escena revela un meticuloso manejo de los espacios interiores que permiten darle un marco perfecto a los encuentros y desencuentros de Hoffman y Streep. El escenario neoyorquino sirve con precisión para los propósitos de Benton al mostrarnos ese matrimonio en picada. La secuencia del juicio perenniza y ratifica ese ambiente llano y distendido que nos transmite su autor a través de la mesura y control de los padres en disputa. “Kramer vs. Kramer” es una obra menor que posee cierto pálido encanto; Benton nos ha presentado una domesticidad profunda en un complaciente melodrama que amaina el conflicto en vez de removerlo. Aun así con sus altibajos es un filme para ver con gusto.

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